En aquel tiempo Jesús se apareció a los Once y les dijo: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán».Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban» (Mc 16,15-20).
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Al parecer el final original de Marcos concluía con la aparición del ángel a las mujeres en el sepulcro. No se relataba un encuentro con Jesús y el mandato de anunciar su resurrección no era cumplido por ellas:
«Ellas salieron corriendo del sepulcro, porque estaban temblando y fuera de sí. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo» (Mc 16,8).
Posteriormente, una vez conocido el final de los otros Evangelios que se fueron redactando, se habría juzgado poco satisfactorio ese final. Por eso el redactor final habría agregado una nueva conclusión, elaborada a partir de los otros Evangelios. El añadido se evidencia a partir de la falta de continuidad con lo anterior
«Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena» (Mc 16,9).
El texto se inspira en Jn 20,1ss.
- «Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado» (Mc 16,12). Reconocemos aquí el relato de los caminantes de Emaús (Lc 24,13ss).
- «En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado» (Mc 16,14). Aquí se menciona la aparición atestiguada tanto por Juan como por Lucas.
Marcos pone un acento especial en el reproche de Jesús a los Once. Pero a pesar de esta resistencia a creer, Jesús encomienda la misión de anunciar lo que ha costado aceptar:
«Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación» (Mc 16,15).
No son los propios méritos los que sostendrán la Evangelización, sino la gracia que Dios concede a los que ha llamado gratuitamente.
La ASISTENCIA del Señor es lo que ha dado fuerza a los testigos de Jesús en todos los tiempos:
«Esta poderosa palabra fue predicada por sus apóstoles en todas partes, partiendo desde Jerusalén. Y aunque la muerte está decretada para quienes enseñen o confiesen el nombre de Cristo, nosotros en todas partes la acogemos y enseñamos» (Justino Mártir, Apología 1,45)
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En la Escuela de las Escrituras 